lunes, 23 de noviembre de 2009

En nuestras manos está el futuro del planeta

Por Constanza León

Hasta hace algunos años no habíamos parado a pensar en todo lo que consumimos, gastamos y contaminamos, sólo nos preocupaba nuestro bien estar y poco más. Con la llegada de la industrialización en el siglo XIX, acompañada de la máquina a vapor, posteriormente los combustibles fósiles empezamos a ver a la naturaleza como un recurso. El crecimiento desmesurado de fábricas, ha ido incrementando en los últimos cien años la emisión de CO2 en la atmosfera, sin mencionar otros gases contaminantes, y así aumentando el cambio climático. La calidad de vida para el ser humano ha ido mejorando pero para ello estamos destruyendo el medio ambiente, vertiendo residuos a ríos y mares, emitiendo gases, talando los árboles, etc. Y no nos damos cuenta que al hacer lo, estamos sentenciando el planeta a una calidad de vida terriblemente mala. Sin embargo, el principal problema es la mentalidad del hombre.

Muchos políticos creen que el cambio del clima es una invención de científicos y ecologistas pero la verdad está delante de nuestros ojos, si paramos a mirar cómo era nuestro entorno hace unos años y lo comparamos con el de ahora, vemos que ha dado un cambio increíble. Un claro ejemplo es el deshielo de los polos, la disminución de bosques, la ceguera de algunos animales que ocurre ahora pero que antes no ocurría.

Podemos cambiar el mundo pero la pregunta es ¿cuándo empezaremos a hacerlo? Si cada uno hiciéramos un poquito todo sería más fácil…Es nuestra generación la que tiene que empezar con esta labor, no será fácil, pero tampoco es imposible.

La solución para controlar y algún día llegar a acabar con este problema que nos afecta a todos, sería que cada persona tomara conciencia de lo que está ocurriendo y empezara por separar en sus casas aquellos materiales como (vidrio, papel y plástico), cambiar las energías no renovables: carbón, petróleo, gas natural, por energías renovables como: energía eólica, solar, mareomotriz, etc. Y cobrar un impuesto a aquellos que emiten más gases contaminantes de lo normal.

En conclusión hay que sacrificarse un poco para que todo vaya mejor, hay que preparar a las siguientes generaciones para que ellas empiecen a hacer una buena obra y salvar este planeta.

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